
España, la cuarta economía de la zona euro, continúa aportando una fotografía desenfocada entre el peso de su Producto Interior Bruto (PIB) y el volumen de los ingresos que obtiene vía impuestos y otras contribuciones sociales. Aunque disguste, porque implica que existiría un margen aún no explotado para cobrar más, el último informe de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) plantea que estamos por debajo de la media europea.
De hecho, la diferencia es de casi seis puntos. El dato macro de 2017 refleja que la presión fiscal se concretó en un 34,5% del PIBen España (fue cuatro décimas superior a la del ejercicio económico anterior), frente al 40,2% medio registrado en el resto del club comunitario (también repuntó tres décimas).
La cuestión es que el guarismo nos sitúa entre los países con una menor presión fiscal; el octavo de la zona euro y el décimo de toda la UE. Irlanda (23,5%), Rumanía (25,8%) y Bulgaria (29,5%), se colocarían en la cola. Mientras que la mayor carga impositiva la sufren los ciudadanos de Francia (48,4%), Bélgica (47,3%) y Dinamarca (46,5%).
La publicación este miércoles de dicho informe estadístico coincidió con otros datos macroeconómicos que la Comisión Europea puso sobre la mesa, estos referidos al estado de salud del sistema bancario europeo. Conclusión: va mejorando, pero todavía lastra las consecuencias de la recesión económica.
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