Los fondos de inversión cada vez tienen más en cuenta los criterios ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) y las empresas han pasado a integrar las estrategias de cambio climático en su gestión diaria.

De hecho, la Inversión Socialmente Responsable (ISR) ha crecido en todo el mundo desde el año 2000. Según el Global Sustainable Investment Review, la inversión entre 2014 y 2016 ha pasado de 18,2 billones de dólares a 22,8 billones de dólares, lo que ha supuesto un aumento del 25%.

Mientras que en España la evolución de la ISR también ha sido destacada, teniendo en cuenta que en 2002 solo se gestionaban 80 millones de euros; en 2010, 33.000 millones de euros, y en 2016, 185.423 millones de euros, un 17% más que en 2015.

Por otra parte, a nivel global hay 2.043 firmantes de los Principios de Inversión Responsable (PRI), impulsados por la ONU, en su mayoría bancos, gestoras o aseguradoras. En España ya se han comprometido 61 entidades con los PRI, cuando en 2016 eran 50 entidades adheridas.

Además, los bonos verdes y los bonos sostenibles emitidos por empresas y administraciones públicas se han empezado a hacer hueco en los mercados financieros, al igual que los créditos sostenibles. En 2017, Climate Bonds Initiative (CBI), cifró en 155.000 millones de dólares las emisiones internacionales en bonos verdes y prevé que en 2018 alcance entre los 250.000 a 300.000 millones de dólares. Además, de cara a 2020 la inversión se podría multiplicar por cinco y llegar a un billón de dólares.

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