
La financiación se necesita para seguir funcionando y, sobre todo, para crecer y expandir el negocio. Es el caso de los autónomos y las pymes que, en incontables ocasiones, precisan de liquidez para abordar su actividad diaria y también para mejorarlas cuentas de la compañía.
Por poner un ejemplo, las empresas suelen precisar de dinero para cubrir la compra de materiales, los costes de fabricación, la distribución y la promoción, pues no comenzarán a recibir ingresos hasta haber vendido la mercancía. Y eso si tienen suerte pues, en muchas ocasiones, los clientes apuran los plazos para abonar los pedidos adquiridos y pagan con varios meses de retraso, lo que se conoce comúnmente como financiarse a costa de los proveedores.
La expansión del negocio es, asimismo, uno de los momentos en que más financiación se suele necesitar para comprar nuevos activos, alquilar o adquirir nuevas instalaciones y maquinaria e incluso contratar personal.
Tal y como estamos explicando, obtener financiación es cuestión de vida o muerte para la empresa,en algunas ocasiones pues, sin ella, no puede hacer frente a los pedidos o mantener la actividad empresarial. Vimos muchos casos de este tipo en España durante la reciente crisis financiera, cuando se estranguló el crédito y muchas empresas se fueron a pique (no por falta de viabilidad) sino de crédito.
En otras ocasiones, el autónomo o la pyme pueden continuar con la actividad pero de manera menos holgada que si contaran con ese colchón financiero. Por ejemplo, la expansión del negocio puede afrontarse sin financiación, utilizando los ingresos que van llegando a la compañía de su actividad diaria. Pero, de esta manera, esta expansión siempre se hará de manera menos rápida y audaz. Y, en ocasiones, convertirse en líder de un nicho concreto de un mercado solo depende de lo rápido que se realice (y financie) esa expansión.
Un tercer momento clave en el que puede ser preciso acudir a la financiación externa es cuando un autónomo o pyme necesitan hacer reformas o actualizar un negocio que, hasta el momento, ha funcionado bien, pero que va perdiendo fuelle. Acceder a fondos para renovar un local, comprar nuevas herramientas, rediseñar una web o, incluso, contratar una campaña de publicidad en redes sociales, pueden ayudar a reflotar un negocio bien diseñado pero que comenzaba a estar desactualizado.
Sin embargo, se da la paradoja de que, en ocasiones, es muy difícil acceder a esa financiación que es tan necesaria para las compañías en todos estos momentos y especialmente para las pymes y autónomos (en un país de pequeñas compañías como es España, con un 99 por ciento de compañías con menos de diez empleados). Los bancos, tradicionales financiadores de la economía real, exigen muchos requisitos a las compañías para concederles un préstamo (especialmente a las pymes y autónomos); mientras que es preciso contar con un tamaño importante para acceder a los mercados de capitales y emitir títulos de deuda o salir a cotizar.
Finanzas